miércoles, 14 de marzo de 2012

VISITA AL MUSEO PROVINCIAL DE CADIZ




El origen del actual Museo de Cádiz se inicia con la Desamortización de Mendizábal en 1835 y el depósito en la Academia de Bellas Artes de la ciudad de una serie de pinturas procedentes de diversos conventos exclaustrados. Entre estas obras se encontraba la serie de Zurbarán procedente de la Cartuja de Jerez de la Frontera. Mientras, en torno a la Academia de Bellas Artes, a lo largo del siglo XIX, se fue aglutinando un núcleo de obras de la floreciente escuela de pintura gaditana, con los ecos finales del neoclasicismo, el romanticismo, el costumbrismo y el cuadro de historia.





















El hallazgo casual en 1887 del sarcófago antropoide fenicio masculino en los terrenos de los Astilleros de Cádiz fue el punto de arranque de la colección arqueológica, lo que justificó la creación de un museo de esta naturaleza en la ciudad, que fue nutriéndose de los hallazgos de las propias excavaciones arqueológicas de aquellos momentos, donaciones de particulares y de los objetos que había reunido la Comisión Provincial de Monumentos Histórico Artísticos, creada a tal efecto por la legislación elaborada por los diferentes gobiernos liberales desde el reinado de Isabel II, tras la Revolución Gloriosa de 1868.  










 Existe una sala para las obras del siglo XVI; tres, para el Barroco, con obras de Zurbarán, Murillo, Alonso Cano y otras escuelas españolas; una sala para el Barroco europeo; dos, para el siglo XIX; y dos salas para el siglo XX. 

 Entre estas obras se encontraba la serie de Zurbarán procedente de la Cartuja de Jerez de la Frontera. 




La visita monográfica a esta sección está centrada en los títeres de la Tía Norica, ofreciendo la posibilidad de recrear este espectáculo callejero tradicional de Cádiz. Tanto el argumento como los personajes repiten una serie de prototipos clásicos: la vieja gruñona, el sobrino espabilado, el médico ininteligible. Ello viene a dar vida a unos títeres que no han dejado de perder actualidad en un mundo como el de hoy, donde la diversión de los más pequeños está totalmente mediatizada por la tecnología y los efectos especiales.  



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